El MESSI DE LOS PAÍSES... CON LA FRENTE EN ALTO
Y ahora te dijeron hombre vulgar… ¿Cuántas cosas más te van a decir? Más de quince años teniendo que escuchar que te digan tantas pavadas, críticas, injusticias. ¿Por qué el mejor jugador del mundo (y aunque no lo fuera) tiene que escuchar antes de un partido que el técnico rival diga que con él, Argentina defiende con uno menos? ¿Es justo que Messi después de haber jugado cinco mundiales tenga que escuchar que él no se compromete con su equipo? Eso, entre tantas miles de cosas que ha tenido que soportar, incluso de hinchas y periodistas argentinos.
Y también dicen la tontería de que Messi está “Maradoneado”, hasta en esto te siguen comparando. Sencillamente, Messi se enojó. Así de simple. No se le metió el alma de Maradona en el cuerpo. Como si él no tuviera la capacidad de enojarse por sí mismo. Lo necesita a Diego para eso… pero por favor, un poco de coherencia. Diego es una cosa, Lionel es otra. ¿Cuándo se va a comprender esto?
Simplemente, un día la paciencia se acaba, el adaptarte a un trato inmerecido y el callarte, un día se termina. La tolerancia tiene un límite y mejor para su salud, que lo tenga. Hay veces hay que poner las cosas en su lugar porque es sano y no permitir que te falten más el respeto. Y él aguantó tanto, tanto, que su primer desborde, no sólo se hizo respetar a él y a la selección, sino también a sus colegas futbolistas que fueron también discriminados o maltratados sólo por el hecho de ser latinos. Y lo hizo totalmente público con intención. Porque en Europa, algunos personajes como este técnico holandés los han mirado desde arriba porque somos “sudacas”. El topo gigio es un plantarse frente aquellos que se creen superiores. Con ese gesto, Messi no sólo se defendió a él, sino que defendió a América Latina toda. Ahora, te amo más que antes, Messi.
No tengo nada contra los europeos, ni prejuicios en el presente por el pasado de la historia. Al contrario, me encantaría conocer toda Europa que es bellísima y compartir con gente de allá. Pero si alguno de ellos me hiciera sentir mal por ser latina, no tengo duda que reaccionaría como Messi o peor, que es tan bueno, que sólo le dice “bobo”, a lo rosarino. Qué genio. “Il miglior giocatore del mondo parla ancora rosarino”, dijo un periodista italiano enamorado de él, cuando relató emocionado el gol de Messi contra México.
Los holandeses empezaron. Cuando vos cometes una acción, vas a provocar una reacción. Hay que hacerse cargo. Como en el colegio, ¿vieron? cuando la maestra ve al nene que le pega a otro, y reta solo a ese y no vio todo lo anterior que pasó. Bueno, acá pasó lo mismo. Y los nuestros reaccionaron porque están cargados. Todos los que jugamos al fútbol o cualquier otro deporte, sobre todo de contacto, sabemos que con la adrenalina de ese momento, uno está más expuesto a liberar todas sus emociones. Sobre todo, cuando se hizo una novela previa, cuando se insultó a Molina por hacer el primer gol, cuando se los provocó con la palabra durante todo el partido, cuando tenés un árbitro que es un “tío figurón”, como lo llaman en España, que cobra cualquier cosa, y cuando te lo están por empatar (eso sí por error táctico nuestro y de nadie más) y cuando se sabe el historial de años y de varios jugadores, de un trato diferenciado por ser latinos.
¿Qué problema tienen todos con el enojo? ¿Cuesta mucho entender que palabras mal intencionadas pueden hacer doler, entristecer o enojar a una persona? A un jugador de fútbol ¿no le duele nada? Yo venía del palo del Yoga, una filosofía que te enseña básicamente a reprimir las emociones (diciéndote que no tienen importancia), como tus padres, como el colegio, como la religión y la sociedad toda. Así estamos los seres humanos, muy mal. En el Yoga básicamente, para no extenderme mucho, te dicen que no sos tus emociones, ni tus pensamientos ni tu cuerpo. Sólo sos un ser universal. Yo pregunto y ¿entonces por qué estamos aquí en el Tierra y estamos también hechos de materia? Es una de las tantas razones por las cuales me alejé del Yoga. Somos todo eso; no somos una cosa y la otra no. Somos todo eso.
Ahora estoy estudiando mucho más que antes sobre las emociones y desde otros enfoques. El enojo es una emoción que hay que escuchar, darle lugar, algo nos tiene que enseñar, que mostrar. Por lo general, muchas veces a ser valientes. No es la única emoción, tenemos muchas voces dentro nuestro. Obvio que una va a ser la voz principal, la que mayormente sale a la luz. Pero las otras existen también, hay que aprender a respetarlas, y permitirles que se expresen. Porque si no, un día salen desbocadas como ese día, o te enferman el cuerpo. De tantos años guardar, hay veces la olla se destapa con todo. Y en la instancia de un partido así, es un momento propicio. Realmente cuando esto sucede con creces como el partido con Países Bajos y estuvo tanto tiempo reprimido, no suelen bajarse las aguas tan rápido. Así que veremos cómo se dan los partidos que quedan, no creo que sea un ambiente muy tranquilo. Lo que sí hay que saber, más de este acontecimiento, si no en línea general, es que no hay quedarse a vivir en el enojo. Luego de transitarlo lo necesario para cada persona hay que abandonarlo.
Si perdemos la copa del mundo por esta revelación y revolución que abatió a este plantel argentino que pasó del fair play a de golpe, transformarse en unos “indios salvajes” como nos catalogan despectivamente del viejo continente (yo lo diría con mucha honra y amor), la verdad, ya no lo voy a lamentar. Lo voy a celebrar, igual que si la ganamos. Porque el genio de Messi, no sólo es un ejemplo por su enorme trayectoria en lo profesional y lo personal, sino que además ahora nos enseña y nos recuerda, que lo más importante es hacerse hacerse valer, y no solo a él mismo, sino que indirectamente también nos hizo valer a cada uno de nosotros, nos hizo valer como región, como sudamericanos y como seres humanos. Y esto es más importante que cualquier copa.
Finalmente, para los que dicen que es “sólo un partido de fútbol” está claro que no es solo eso. Y para los que dicen que hay otras cosas más importantes, es verdad. Messi es tan grande, que a pesar de sus ansias por ganarla y sabiendo que es su última oportunidad, no dejó de mostrarnos qué hacernos respetar es lo más importante.
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